viernes, 12 de julio de 2013

La vulgarización de la belleza

Gracias a la divulgación de imágenes en las redes sociales, hemos llegado al punto de ser cada vez más "conocedores" de la fotografía y también de la moda, conocedores, que no expertos.
Nos encontramos en una espiral de información y de vuelta a lo manual que se retroalimentan mutuamente. Ahora todo el mundo hace crochet, cupcakes, ganchillo... Todo el mundo es maquillador profesional, todo el mundo es fotógrafo, todo el mundo es modelo.

Los aspirantes a fotógrafos encuentran en sus allegados a los modelos perfectos para su práctica en la materia. Crean fotos comunes, algunas correctas, sin nada más allá hasta que poco a poco pulen su estilo, se supone, para llegar a crear algo "bueno". Gracias a estos fotógrafos y a plataformas como tumblr, flickr o instagram dan a conocer su obra y también las caras de sus modelos. Caras, por cierto, muy variopintas. Es interesante que los rostros de gente mundana se expongan con esa intencionalidad estética tan palpable. El mundo está lleno de personas variopintas y está claro que la belleza es algo individual, personal. Se puede ver la belleza en un cabello rubio o mejor pelirrojo, que es tendecia, también puedes verlo en un rostro con arrugas,con pecas o en uno quirúrgicamente esculpido a modo de escultura griega. Al gusto del consumidor.

Personalmente, me parece maravilloso que haya cabida para todos esos rostros en el ámbito artístico de la fotografía, que tengan ese protagonismo. Pero hay una gran diferencia, creo, entre esos rostros, esos cuerpos y los de una modelo profesional. No tengo experiencia en absoluto en cuanto a tratar con esta gente del mundillo de la moda, en el que la belleza es algo tan elitista. Aunque creo que el trabajo de una modelo profesional es muy distinto al que puede realizar una chica  de ojos azules fotografiada por su mejor amigo.

No lo sé, supongo que se trata también de una actitud, la pose no es más que eso, supongo. La gente nace para ello y también se educa. Pero me parece que cada vez existe una línea menos fina entre esos rostros y los que aparecen en las revistas, especialmente en la cabeza de los internautas, que hoy en día viene a ser un número de individuos más que considerable. ¿Hasta qué punto es eso bueno? Que una estudiante mona sea retratada a la luz del sol primaveral rodeada de flores por su compañera de piso y al día siguiente se haga un facebook oficial para su trabajo como modelo. Supongo que hay casos en los que puede llegar a dar su fruto, pero pienso que muchas veces todo se queda en el ridículo. Porque no hay nada más ridículo que atribuírse unos méritos propios de una profesión, y de los cuales careces.

Supongo que las redes sociales empujan, en cierto modo a ello, que la gente lo hace por probar y para verse... Y que todo el mundo quieres su pedacito de gloria en esta era en la que si tienes menos de 100 seguidores en twitter no eres nadie. Creo que en general, y no sólo en ámbitos artísticos, deberíamos poner en orden nuestras prioridades y darle vueltas al tema de cómo internet llega a vulgarizar hasta tal punto oficios tan diversos. Como el de artesano, también, el de artista plástico, el de actor...
Es como si la mediocridad brillase con tal de estar expuesta en una pantalla.


Fotografía por cortesía de Instagram, la modelo es esa tal Rihanna.